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Deja que se queden con lo que das 🫴

Todavía recuerdo el día en que mi mundo se hizo añicos. Mi matrimonio, el negocio en el que puse toda mi alma, la casa en la que trabajé incansablemente para construir un patrimonio... todo se fue. Se lo llevó la persona en la que más confiaba. El divorcio me dejó cicatrices más profundas de las que cualquier acuerdo judicial podría reconocer.

Después de lo ocurrido, me hice una promesa a mí mismo: nunca más volvería a exponerme a ese tipo de dolor. Nunca más permitiría que una mujer tuviera el poder de destruirme de esa manera. El recuerdo de la traición de mi ex esposa sería para siempre un muro entre mí y la idea de la verdadera vulnerabilidad.


Pero la vida tiene una forma de poner a prueba nuestra determinación, ¿no es así? Avancemos hasta el día de hoy. Me encontraba al borde de un nuevo capítulo, uno en el que estaba listo para sentar cabeza y comprar una casa con mi nueva esposa y allí estaba... el fantasma de mi pasado acechando. ¿Realmente podría animarme a poner su nombre en esos papeles? ¿Arriesgarme a perder la mitad de todo por lo que he trabajado otra vez?


El miedo era sofocante. Pensar en ello me parecía una traición a mi propio corazón herido... ¿Estoy realmente preparada para ponerlo en riesgo otra vez?


Y entonces, como un susurro en la oscuridad, surgió un pensamiento. Parecía diferente a los demás, más cargado de una sabiduría que sólo proviene de algo más grande que nosotros mismos:

"Deja que conserven lo que les diste."


Déjales que conserven el amor, el tiempo, los pedazos de tu alma... aunque se hayan alejado. Aunque solo te hayan dado dolor a cambio. ¿Por qué aferrarte a ello? ¿Por qué exigirles cuentas por lo que hicieron con tus dones? Tienes la capacidad de amar de nuevo y de dar de nuevo. Déjales que conserven cada recuerdo, cada fragmento de la vida que construyeron juntos. Los moldeó, aunque a ti te destrozó.


Me di cuenta que mi ex mujer necesitaba lo que yo le di, eso la cambió, aunque me destruyó a mí. Y yo… tengo la capacidad de generar más amor, más vida y más recursos que lo que se perdió.

No tengo por qué ser prisionero del pasado. No tengo por qué dejar que el miedo dicte quién soy y cómo amo. No me definen las formas en que me hirieron. Con una nueva sensación de libertad, supe cuál sería mi decisión. Pondría el nombre de mi esposa en esa escritura. Volveré a confiar, daré de nuevo... no porque sea ingenuo ante los riesgos potenciales, sino porque me niego a dejar que mis cicatrices tengan la última palabra.


Soy más que mi dolor, soy más que mi miedo y seguiré caminando, seguiré dando y seguiré amando pase lo que pase porque al final lo que el hombre toma, Dios lo restaura y lo multiplica.



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